27.6.11

UN HECHO, MILLONES DE RESPUESTAS

La globalización es el conjunto de procesos surgidos de la mano del modelo capitalista y el surgimiento de los medios de comunicación electrónicos, que permitieron el crecimiento de la interconectividad entre los actores sociales y transformaron los modos de interacción y habitar el mundo, de producción económica y simbólica, y las nociones de espacio y de tiempo.  
Marshall McLuhan, acuñó la expresión “aldea global” para describir esos cambios económicos, sociales y culturales que se estaban gestando en el mundo durante el siglo XX porque, debido al progreso tecnológico, la época se vio caracterizada por una creciente interacción humana a escala global y por la separación del espacio-tiempo: los individuos podían acceder a la información y a la comunicación originada en lugares lejanos de manera instantánea. Así, toda la sociedad humana comenzaría a transformarse y su estilo de vida se volvería similar al de una aldea: los habitantes del planeta empezarían a conocerse unos a otros y a comunicarse de manera instantánea y directa, gracias a las nuevas tecnologías que habían comenzado a “achicar progresivamente el planeta” (Silverstone, 2001:171).

Twitter fue creado en el año 2006 y ya se ha convertido en una de las redes sociales más conocidas mundialmente. Es utilizada por unos 200 millones de personas al día, que bajo el lema ¿Qué está pasando? publican lo que están haciendo en mensajes de pocos caracteres que pueden ser vistos por todos los que acceden a su perfil. Por este motivo, se puede decir que es la clara imagen de la globalización, al ofrecer: interacción mediática e interconectividad entre usuarios de todo el globo terráqueo y la posibilidad de acceder a mensajes provenientes de diversos lugares, de forma veloz e instantánea. Sin embargo, luego su sentido cambió completamente por el uso que le comenzaron a dar las personas a esta plataforma: como un espacio donde dar a conocer lo que ocurría a su alrededor. Por este motivo, se empezaron a publicar y comentar noticias y pasó a convertirse en una red de información mundial.

Un claro ejemplo fue ante la muerte de Osama Bin Laden, el pasado 2 de mayo. Fue un suceso conocido mundialmente no sólo por su magnitud, ya que se trataba del líder de Al Qaeda y uno de los más involucrados en el terrible y devastador atentando del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, en Nueva York, justamente cumpliéndose 10 años del mismo.  Sino también, por la manera en que fue impulsada la noticia de su muerte: sin saberlo y con oraciones de menos de 140 caracteres Sohaib Atar, un informático pakistaní de 33 años, relató a través de su cuenta de Twitter la acción militar contra Osama. Lo llamativo es que anunció la noticia antes que se lleve a cabo el comunicado oficial de la mismísima Casa Blanca.


Publicaciones de Sohaib Atar en su cuenta de Twitter.  

De esta manera, Sohaib Atar se convirtió en el relator y hasta protagonista de uno de los hechos más importantes del mundo y de la historia.  Esta es una característica propia de lo que hoy es la Web 2.0: “una nueva etapa del desarrollo online en la cual se confía en los usuarios como co-desarrolladores”. Su meta es “ayudar a las personas para que creen y compartan ideas e información” (Sibilia, 2008:17).  De esta manera, el usuario deja de ser un mero lector y espectador mediático para pasar a ser productor y creador de contenido en diferentes espacios cibernéticos, como las redes sociales, blogs, foros y grupos de noticias.

Asimismo, también los medios de comunicación adquirieron una centralidad “… en la vida cotidiana como fuentes de información y entretenimiento, como fuentes de construcción de imaginarios colectivos entendidos como espacios identitarios nacionales, epocales, generacionales” (Mata, 1999: 83). Es decir, que las practicas de expresión y comunicación vía Web, como en el caso citado, también influyeron y participaron en las construcciones de modos de ser y subjetividades, entendidas como “formas de ser y estar en el mundo, ya que reside dentro de uno y a la vez está embebida en una cultura intersubjetiva,” de las personas que los recibían (Sibilia, 2008:20).

En ese contexto, la idea de la aldea es un tanto errónea porque implica que la tecnología llegue a todo el mundo por igual, algo imposible. Primero, porque los medios de comunicación masivos controlan parcialmente la información y nosotros recibimos su construcción de la realidad. Segundo, no todos tenemos acceso a las tecnologías de la comunicación. Y finalmente, las noticias distribuidas alrededor del mundo, no son las mismas en cualquier lugar que se reciban y tampoco generan una respuesta uniforme.

Los significados viajan y se fragmentan al descender en las culturas locales, que trabajan y contribuyen con ellos. Las culturas locales tienen la capacidad de extenderse en el espacio local y modificarlo: lo global puede dominar y ordenar el mundo pero lo local siempre se filtra a modo de “goteo”. (Silverestone, 2001).

En síntesis, tal vez el tópico de la muerte de Bin Laden haya sido global, pero su recepción al ser local, pasó a convertirse en un recurso para la expresión de intereses e identidades locales y particulares. En Oriente seguramente no se haya recibido la noticia de la misma forma que en Europa, América Latina o el mismo Estados Unidos. Se debe tener en cuenta la cultura, el contexto socio-histórico en el cual se está inmerso y los recursos que se tienen al alcance, para entender que no todos logran acceder a las tecnologías y entienden la información, el contenido simbólico transmitido a través de los medios, de manera equitativa.


El presidente de los Estados Unidos, durante el comunicando oficialmente la muerte de Osama Bin Laden

  • Repercusiones de la noticia en todo el mundo:
EEUU.

Ahmedabad, India.


Tokyo.

 

Portada de diario y nativos en Pakistán.


Bibliografía:
  • MATA, María Cristina. "De la cultura masiva a la cultura mediática". En Revista Diálogos de la comunicación, N°56, FELAFACS. Lima, Perú, 2009.
  • SIBILIA, Paula. “La Intimidad como espectáculo”. Fondo De Cultura Económica. Buenos Aires, 2008.
  • SILVERSTONE, Roger. "¿Por qué estudiar los medios?". Amorrortu. Buenos Aires, 2001. 

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